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27 de julio de 2008

Retos de la ciencia

24 premios Nobel abordan en Lindau (Alemania) los retos de la ciencia.



Dos disciplinas científicas que han avanzado muchísimo en el último siglo en el conocimiento de la naturaleza, la física de partículas elementales y la astronomía, se están fundiendo en escenarios compartidos: "El universo es un laboratorio clave para estudiar la física fundamental", dice el estadounidense George Smoot (Nobel de Física 2006), desde la orilla de la astronomía; "El nuevo acelerador LHC puede ayudar a contestar las preguntas que nos hacemos hoy en física de partículas y cosmología", remarca su colega David Gross (Nobel de 2004), desde la orilla de la física del microcosmos, de los componentes fundamentales de la materia.

La confluencia de ambas disciplinas -no sin algún crítico que considera algo forzado y publicitario el énfasis que se está haciendo en los objetivos cosmológicos para el LHC- se puso de manifiesto la semana pasada en la 58 Conferencia de Premios Nobel, celebrada en Lindau (Alemania). La reunión contó con la participación de 24 laureados y 557 jóvenes investigadores (30% mujeres y 70% hombres), de 66 países, que escucharon a los estelares maestros, pero también debatieron con ellos en busca de experiencia e inspiración.
La tradicional conferencia celebrada a orillas del lago Constanza este año ha estado dedicada a la física. Estas reuniones, organizadas por la Fundación de las Reuniones Nobel en Lindau y con el patrocinio, entre otros, de la Comisión Europea, pretenden alimentar el diálogo entre generaciones de investigadores, abarcando diferentes áreas de las disciplinas científicas que cada año reciben los galardones en Estocolmo.


La cosmología y la física fundamental han centrado buena parte de las sesiones y a Riccardo Giacconi (Nobel de 2002), le pareció natural la confluencia entre ambas por el paralelismo con la revolución del Renacimiento. "Finalmente, la astronomía está conectando otra vez con los problemas de la física de partículas. Hay que recordar que en los tiempos de Kepler se comprendieron las leyes fundamentales de la física por la observación de cielo", comentaba.
Smoot, en su charla, lanzó la pregunta clave que lo abarca todo: ¿Cuál es la física correcta para describir el universo? Y luego desglosó ese gran reto en varias incógnitas: ¿Qué es la materia oscura? ¿Qué es la energía oscura? ¿Hubo realmente una fase de inflación cósmica en el universo primitivo? ¿Si es así, cómo fue? ¿Existen dimensiones extra? ¿Qué generó la asimetría entre materia y antimateria? ¿Varían las constantes fundamentales? ¿Puede haber otras fuerzas exóticas de la naturaleza?

Desde luego, las explicaciones de estos grandes señores de la ciencia se complican mucho en cuanto entran en algún detalle, pero la fascinación de su perspectiva no se pierde. Gross habló de la aceleración del universo, de la unificación de las fuerzas fundamentales de la naturaleza y de la nada: "El vacío clásico esta vació, pero el vacío cuántico está lleno de fluctuaciones de campo, es un medio dinámico", comentó. Su charla se tituló El LHC y el supermundo.
Más pegado al terreno, si es que se puede parecer pegado al terreno cuando uno se desenvuelve en el extraño universo de las partículas elementales, fue el muy vital holandés Martinus Veltman (Nobel de 1999). Él dedicado su charla a explicar cómo esta disciplina, enraizada en los conocimientos precedentes sobre la estructura atómica, se desarrolló después de la II Guerra Mundial. Los componentes fundamentales de la materia, sus interacciones y fuerzas suponen un formidable conocimiento científico adquirido a golpe de teorías y experimentos cada vez más complejos. El último, a punto de empezar a funcionar en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), junto a Ginebra, es el LHC.
Precisamente a este nuevo acelerador estuvo dedicada una de las sesiones en Lindau. En ella, los premios Nobel comentaron qué descubrimientos cabe esperar. El objetivo prioritario, recalcaron, es encontrar una nueva partícula clave, denominada Higgs, que aclararía el misterio del origen de la masa de las demás partículas.
Todos estuvieron de acuerdo en la importancia de ese hallazgo, pero se apuntaron horizontes más amplios, como la búsqueda de dimensiones extra o de las hipotéticas nuevas partículas supersimétricas. "El descubrimiento de la supersimetría es el descubrimiento de las dimensiones cuánticas del espacio y el tiempo", dijo Gross.
También se habló de cuándo se verá el famoso Higgs y todo apunta al año que viene. Carlo Rubbia (Nobel de 1984) afirmó: "Ésta es una máquina muy compleja. Se debería a los físicos hacer su trabajo en lugar de presionarlos por los resultados". Los Nobel coincidieron en que lo más interesante de lo que se descubra en el LHC será seguramente lo inesperado.
Gerardus 't Hooft (Nobel de 1999) dedicó su charla a La humanidad en el cosmos. "Las leyes de la naturaleza son muy estrictas y rígidas, pero también muestran fisuras que pueden permitir fantásticas posibilidades para un futuro científico. La humanidad será capaz de conquistar el cosmos, pero ¿cómo?", dijo este físico de partículas cuyo aspecto de señor muy serio y formal poco se corresponde con su sentido del humor e imaginación al redactar una Constitución para los futuros habitantes del asteroide 9491 Thoft, cuyo nombre le dedicaron hace años sus descubridores -junto con el 9492 Veltman para su colega-.

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